cuando miras el cielo,
te devuelven la imagen,
siempre dentro de ti,
que al ser amada eres,
mientras sigues
en la orilla insondable
de este pulso
aterido hoy sin dueño
en la voz y en las copas
en la orilla insondable
de este pulso
aterido hoy sin dueño
en la voz y en las copas
que dan a ningún sitio
por el aire.
No hay camino
que me lleve o te traiga
antes de tiempo.
No hay camino
que me lleve o te traiga
antes de tiempo.