domingo, 19 de febrero de 2017

Atardecer

Temblor de la memoria
al huir del olvido.
La materia del aire
se revela al perderse.
Cada reflejo mueve
como el humo unas claves.
Un surtidor de alas
donde el viento reside.
Figura del aliento
de una danza volátil.
No hay rastro del hechizo
tras cruzar los cometas.
Ni curso transparente 
camino de la nieve.
Pero sí de una tarde
similar a frutales.
En mis ojos la noche
da cabida a estas luces,
al color del ocaso
sobre la piel que duerme.
 

sábado, 11 de febrero de 2017

Ruibayat

¿Quién dijo que la pasión había de durar? La pasión nos llama a arder, no a durar en el tiempo. Coge esa vela que te tienden y consúmela. Después, muere.
Cristina Requejo
 
 
Arde en la llama que se extiende y muere.

Que la pasión describa en su ceniza
el tacto irreversible al descalzarse.
Que en sus repliegues testimonie el cuerpo
la memoria del rayo sobre las ramas de la noche,
el fulgor de los límites en la hierba sin marcas
que al gemir estremece la raíz de la tierra,
la luna que desvía su órbita al oírte.
Deja el frío que deshace aromas y señales
y perdido en el aire no conduce a los cauces,
pues confundido busca y sobre el polvo vuelca
lo que ululante araña y derrotado huye.
En cambio, tú, que sin saberlo ardes,
quema como el que olvida en los cristales
el sueño calcinante de quien deslumbra y hiere.
  

jueves, 2 de febrero de 2017

Canción de tarde

                                    (homenaje a Manuel y Antonio Machado)

Crucé la orilla
de un murmullo de flores
tras una verja.

Allí el silencio
del violín de las nubes
sobre la seda.

Mi sed sentía
a la sombra del agua
la transparencia

de los colores
ágiles en la brisa
junto a la hiedra.

La celosía
que entremezcla y desvela
una silueta.

Cielo y alondra
para mi calle blanca,
que voy de vuelta.

El tiempo espera
de la imagen dormida
su aroma y huella.
 
 
* (Estaba en los propósitos del blog: jugar con las palabras. Y es así como surgió este poema, tras un paseo nocturno de los que limpian -no me rodea más que naturaleza-, al hilo de unas resonancias sevillanas. Hoy dos de febrero cumple años un exquisito y querido amigo para no pocos paisanos. Vaya el brindis para Juan Ricardo Montaña y, de paso, para Carmen Fernández-Daza, tan valiosa y presente, que disfrutaron del borrador de este poema pese a mi pretensión de condenarlo a las tinieblas. Ellos saben mejor, que el sur lo tienen cerca. Y yo me he de fiar, diablo.)