viernes, 9 de diciembre de 2022

Imagen limpia

Abre los ojos. 
La imagen que atesoras
sigue ahí idéntica. 

A donde vayas,
en la luz que tú muestres
la luz habita. 

También descubres
que la luz te aguardaba
en lo que tocas. 

Deja que el velo
confuso de la noche
se rinda y huya. 

El cielo elige
los ojos verdaderos
de la belleza. 


     flamencos en el salobrar de Es Trenc
     

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Estación

Late y se aviva
el vuelo de una garza
a ras de tierra.

Con su blancura
se eleva en una flecha
íntima y amplia.

Su impulso acude
al punto donde alcanza
la luz al aire.

En esa forma
que intuye lo que vibra
por ser materia.

Si alguien la sigue
tal vez no volvería
más que en la lluvia.

Del cielo llega
al manso campo verde
la voz del agua. 
    

martes, 13 de septiembre de 2022

La partida

Nunca se deja 
de atisbar otra orilla,
de ser sin pausa. 

Tras cada límite,
la noche que declina
un alba advierte. 

Llevan los ojos
el brillo de unas luces 
aún no visibles. 

Quizás la muerte
no es más que una cortina
que mueve el aire. 

El sueño acude
al lento parpadeo
del día y la noche.
 

jueves, 18 de agosto de 2022

Gratitud

               Tuya es mi casa.
               Tu casa es mía.
               Todo me llena
               y me vacía.
                         Pablo Guerrero

Algunos hombres
vinieron del origen
de las estrellas.

Sentí tras verte
el paso de unas aves
en vuelo lento.

Tu voz pausada
bajaba hasta el silencio
de cada nombre.

Ni una palabra
volvía de la queja
o la tristeza.

El mundo queda
después de lo vivido
disuelto en aire.

Salvo el aroma
nacido de unas manos
llenas de lluvia.

Velan tus ojos
la memoria despierta
de algo invisible.

Vendrá la noche
y el sueño se ilumina
antes del alba.

Tan fuerte y frágil
tu corazón sostiene
limpia la tarde.


* (Hay veces que la vida nos sorprende y demuestra que merece la pena estar aquí y vivirla con más intensidad gracias a la manera de ser de algunas personas capaces de transformar lo que tocan incluso cuando sueñan. Pues de esa admirable región de lo ideal nace la intensidad de lo que crean y nos legan. 

Nunca hubiera conocido a Pablo Guerrero de no haber mediado la preparación del homenaje a Ángel Campos Pámpano Recobrada memoria en la que pude ponerme en contacto con él. Y de esas conversaciones, mensajes y cartas se deslizó el regalo de su aprecio y la invitación a visitarlo si venía por Madrid. Al reiterármelo, generó el compromiso de cumplirlo en la primera ocasión posible, que fue un día incandescente de este agosto. 

Allí me esperaba en la terraza de su bar "Los poetas", donde comimos algo árabe para luego pasar la tarde en el salón de su casa a las horas de más calor y en alguna terraza próxima cuando el asfalto no era flama.

De nuestro encuentro volví reconfortado. En el fondo quedé con alguien que me había acompañado muchas veces en mi temprana juventud con sus primeros discos y contribuido con sus canciones a formar mi sensibilidad poética -y afectiva- con la grata complicidad del paisanaje. Tuve la suerte siendo joven de asistir a aquel movimiento de los cantautores que iba más allá de fronteras y lenguas y al que cuando retorno sigue siendo el espacio de una casa familiar no cerrada. 

Suelo olvidar cada vez más los pequeños detalles, pero quedan grabadas las buenas sensaciones. No fue un encuentro diferente al de cualquier otro de dos personas que comparten unas horas de diálogo y compañía. Fue hermoso escuchar ese disco de Madelaine Peiroux a quien no conocía, beber frío ese licor de hidromiel traído de un viaje a Portugal reciente, o quedarme con esa sensación intraducible de los silencios asentados sobre la paz de lo que se remansa y permanece.

Vuelvo a la cita de Aníbal que tanto gustó a Ángel: Una dulce palabra para el mal de palabra. Tras esa voz profunda nublada de tabaco, ni una sola palabra que escuché esa tarde escondía un dolor o generaba una sombra. Más bien, brillaban de inquietud ante la posibilidad de algo bello acostumbradas a la vibración elemental de lo hermoso. Me fijé en las manos, de las que nacen todas las creaciones del mundo, y las vi como eran, abiertas a aferrar las buenas sensaciones y compartir lo que palpita, como haría cualquier gigante vulnerable en lo que nombra y cuida.

Al volver hacia casa noté la sensación de haber recibido un regalo difícilmente explicable semejante al legado que pueden dejar unos seres a otros cuando en su interior ya no queda más que la limpia admiración o les nace una lámpara con la que ven el mundo de otra forma. Te oí decir "qué buena tarde hemos pasado". Y la tarde fue buena así nombrada.)
  

lunes, 25 de julio de 2022

Tras el humo

Te envío una postal
de un viaje entre islas.
No es su imagen lo que importa que tengas
al recibir esta tarjeta.
Es el recuerdo, en la añoranza
de que no estés aquí
mirando levantarse el día
en la humedad de un litoral todavía dormido
y puedas asistir a su desvelamiento.
O yo sentir en tu respiración
el recorrido de tus ojos
y en él el gesto pensativo de la edad
desde la admiración al desencanto
al percibir un día nuevo
en la fragilidad que al cabo somos,
en la fugacidad y en el precario
consuelo indefinido
ante lo imprevisible e inesperado
cuando es poco propicio su futuro.
Porque caer es algo inevitable y lúcido
y, pese a la constancia en lo que hacemos, 
un azar destructivo amplía lo inseguro
y el cielo acoge en su color el miedo,
muestra indicios quemados sin retorno,
trasluce el duelo y la necesidad de olvido
que aúlla en la inquietud
agazapada de lo adverso,
impregnada en nosotros
como la sacudida
reseca de unas zarzas
sobre cuyo zarpazo proseguimos.
Y al escribir, en días asolados,
al menos franqueamos estar solos.


* (Pocos daños hay más irreparables, y sumamente dolorosos para quienes amen o al menos sean atentos a la naturaleza como el de los incendios, desmesurados en este verano de altas temperaturas. Aunque se den todos los veranos desde décadas. Porque es muy difícil volver a ver crecer estos bosques, cada vez más esenciales, a cuya umbría bulle esa vida constante bajo su suavidad vegetal o la cíclica llegada de la lluvia. No produce sino una grave orfandad el salvaje atentado de esta lacra padecida en cualquier lado del planeta. La reciente pérdida de algunos de estos parajes, sus ecosistemas y el espacio de la vida rural secular establecida hasta ahora a su vera me dejó embargado en una capital desesperanza, desde la que este poema fue escrito, con la dificultad de creer y confiar en lo que venga. Como si viviéramos una orgía de destrucción y brutalidad contra todo vestigio de humanismo: el de la sencillez de las personas más humildes, o el de nuestro patrimonio universal más selecto.)



    Paisaje mallorquín con naranjo, Joaquim Mir (1900-01)


    Reflejos, Mallorca, Joaquim Mir (1901)

martes, 5 de julio de 2022

Calma

Tonos azules
mientras en la bahía
cae la tarde.

El mar y el cielo
confluyen en colores
de quietud tenue.

Desde la orilla
un velero entre juncos
deja atrás nubes.

También los montes
como manchas profundas
hoy son celestes.

Sin sol las horas
devuelven sostenida
una luz malva.
   



viernes, 1 de julio de 2022

Los ojos del Guadiana

Dentro de mí,
en vuelo,
un alcotán herido
por la luz deseada
desciende al pozo oculto
de las fuentes
y recoge una espiga
que expande
en su planeo
un largo atardecer
sin caída posible.
Cuando llegue la noche
a beber de mis labios
presentirá
la luz de la mañana
aún no nacida,
el rocío del olvido,
el temblor
de unas manos 
transparente,
el soplo
a ras de suelo
de este aire
a cuyo tacto
que me acoge acudo.
Así la vida desvanece el ruido,
así la sed saciada ante el viaje
aborda el horizonte.





viernes, 17 de junio de 2022

Remanso y despedida

Amapola, ababol,
y por el aire
se hace jardín un nombre,
llama de agua,
iris al respirar
que late,
al ver
su inerme consistencia,
el puro tacto, el fulgor
de los pétalos
aislado o salpicando
esa dorada inmensidad
en donde el rojo
aliento de la flor
delgadísimo existe
como un ala
de sangre o corazón
asomada al trigal
al borde del verano,
a la vez devolviéndonos
del fondo de su cauce
su hechizo en nuestra infancia,
imantada al volcarse
en explorar su fuego blando
similar a una seda
disuelta entre los dedos
o al separar el ojo negro de su sol
del verde aún palpitante
de su cuerpo
desprendido al tocarlo,
y de nuevo
ahora aquí delante
al paso de los años
a la vez nos avisa,
al borde del calor y de lo pleno,
que ahí seguirá naciendo,
vegetal mariposa,
suave tallo de luz,
latido interno
de paz
seguro, amplio
que oír
antes de irnos,
como cada señal
amada de esta tierra.


     fotografía de Aida Albéndiz Hoyos
    

martes, 10 de mayo de 2022

La vida de otro modo

Lectura de los días, respirar la escritura.
Las palabras asumen la forma variable
del color y la música. Adquieren al hablarnos
el rumor que sostiene para siempre la forma
sin esfuerzo elevada, sin nada que decaiga.
Y sin ser más que nombres que buscan a las cosas
las dibujan de cerca, se adentran en su espacio
descubriendo al mirarlas su pequeño secreto:
que estaban esperándonos, que ya nos conocían;
su frágil recorrido era al fin nuestra casa,
albergaban la llama habitable y serena
con la que el tiempo nunca nos derribe en su fuga.


* (Hoy, 10 de mayo, Ángel Campos Pámpano habría cumplido 65 años. Su poesía, tan importante como lo fue él, sigue estando en nosotros con gratitud y afecto. Como esa imagen suya en la que, al admirar lo que contempla, el poema acaba fundiéndose con la naturaleza en sus elementos más claros como si fuera un signo más antes de disolverse, de desaparecer incluso en su lenguaje. Y de este modo, acaso perdurar vibrando en la materia. Buscó desde el principio la belleza de ver con las palabras. Al hacerlo, nos enseñó a mirar con las más limpias.)

Sobre el cuerpo del río,
el texto del poema
no es más que un círculo
abierto,
              ya ilegible. 

Á.C.P.
 
  

Con Aníbal Núñez, en la librería Cervantes de Salamanca. Foto extraída de un suplemento cultural de El Norte de Castilla en homenaje al poeta salmantino.

sábado, 30 de abril de 2022

La señal

Desde lo más profundo de la noche oigo trinar un pájaro. Desvelado, al oírlo, de otro modo amanece sin luz, al vibrar la apertura del canto en los sentidos. Ese son, al igual que la piel en el juego amoroso, con los ojos cerrados crea en el vuelo el poder de lo oscuro más allá del espacio que al sentir quiere verlo. Más de pronto, el ave se ha callado, ha debido volar y el inmenso silencio deja un túnel sin cauce donde vierte el vacío tras la clara y fugaz plenitud que es difícil contar. Ha cruzado la noche la señal encendida de una llave de oro que franquea un jardín no explorado adentro de los ojos y allí el ave recala en la fuente del pecho. En sus ondas, mi mano rozó el lado clemente de lo vivo, su latido distinto. Aferrado a su mínimo paso, aguardo su retorno. No el del pájaro que nos canta en la noche; en su encuentro de nuevo, la noche desplegada como un pájaro, los ojos que al abrirse contenían el cielo. Y el sonido era espacio, íntimo, indivisible, irrepetido. 

domingo, 10 de abril de 2022

Revelación

El templo en llamas.
¿Qué salvarías,
el fuego, su pureza,
capaz de arder
sobre las cosas
sin tocarlas
para abrirlas
o el sonido
que esperas
acaso aún increado
del que surge la tierra?
Ese temblor en ti
naciente
de lo vivo,
la advertida certeza
de su hondo resplandor
sobre las sombras.
No viste el templo arder.
Su hoguera
sin cenizas,
eligió su lugar
en tu mirada.
Lo sagrado 
era adentro,
la luz que dirigías
al mirar como nunca
llegando a lo que es
sin posibles palabras,
por pura resonancia
como el hondo
latido de la noche
o del mar
ante el día que presienten,
umbral donde vivir,
precisa claridad
donde fundirse.
 

domingo, 13 de marzo de 2022

Inquietud y vestigio

Abierta mi ventana
se posan y aletean dos palomas
en su alféizar,
zurean
y al verme a un paso, cerca,
escapan en un vuelo
al tejado de enfrente.
Acuden temerosas si me aparto.
Más tarde bajo el sol aún se citan,
las contemplo de lejos.
Me dejan tras su encuentro
un tallo vegetal que hubo en su pico,
el pálpito inocente de este día,
un augurio sin fecha. 


* (Si las palabras sirvieran de algo frente a cierta adversidad desmedida podría emplear algunas, pero ante la dimensión del daño irracional e imprevisible que vivimos, me resultan casi todas retórica. Pese a la calidez de los momentos como este descrito, la destemplanza ciega de la historia sigue hiriendo el presente, donde parece no importar ni resultan previsibles los límites. Ante esto prefiero la dignidad del silencio, porque todas las justificaciones que se alcen, los relatos de quienes han planeado esta nueva guerra como los de quienes la contemplan y especulan fríamente con ella son ruido si no parte de la misma miseria que avergüenza. Podía decir más, pero he apelado al silencio. E interiormente, a confiar en lo mejor de la naturaleza humana, por frágil y diminuta que parezca la bondad que nos queda. Preferible a los destrozos que por generaciones a diario vemos sembrar en vidas, ciudades y tierras derruidas por las armas, entre las que ojalá no estuvieran, cuando se emplean para el mal, las palabras.) 



 

domingo, 6 de marzo de 2022

Te percibo en el aire

La brisa configura
al moverse tu nombre.
Las palabras recuerdan, 
como el agua, su origen.
Y lo mismo que el agua 
las palabras se impregnan
de aquel que las invoca.
Como somos resuenan.
En ellas todo cabe, 
pero eliges tu forma.
Una dulce mirada 
las hace diferentes,
una sabia manera 
de acoger lo que dicen.


* (Sin duda lo que tiene más valor en nosotros suele ser lo que existe de un modo espontáneo y sentido. Nos atrae lo que sin ningún esfuerzo genera en lo que hacemos un impulso o una profundidad intuida latente desde lejos e interna, o nos reconcilia con esa serenidad y disfrute del presente en sus cosas, o nos acerca al origen del devenir que somos. Y eso, a partir del diálogo con los elementos concretos de cada día vivido. Trabajando hace tiempo en un proyecto sobre alguien querido y siempre vivo, estos versos recrean algunas referencias en las que con frecuencia me acojo y me siento confortado. Como el regalo con que quedaron grabados los varios momentos compartidos, su modulada voz indeclinable y su modo de ofrecer las palabras como si no pesaran a la hora de mencionar el mundo y al hacerlo, a sí mismo. Hablaba de un amigo.)  
  
                        La luna sobre Artá. Els Pujols, 9 de enero de 2022

jueves, 17 de febrero de 2022

Tras el vuelo

Un árbol seco
sostiene intacto un nido
abandonado.

En él sabemos
lo que el cielo concede
a nuestro paso.

Claridad, nubes,
el perfil a lo lejos
de una montaña.

Ahora delante
el cóncavo silencio
de la materia.
  

lunes, 24 de enero de 2022

Atardecer

Despega un ave
de la rama en que estaba,
pero ¿quién vuela?

La lluvia imita
el trino de los bosques
al caer a tierra.

Todo es aroma
en la altura afilada
de una semilla.

Era la música
los colores del aire
a ras del agua.

Baja desnuda
la umbría que se impregna
en las cortezas.


* (Hay varios cauces de escritura, desde el poema breve al más largo y discursivo, pasando por otros de longitud intermedia. Y cada uno implica su diferente intensidad y trazado. El hecho de escribir, más que una seguridad conlleva una extrañeza y una sensación de posible zozobra de conseguir o no el poema en sucesivos instantes de su ejecutoria. La voluntad de querer salvar un texto de sus momentos de inconsistencia es un ejercicio de aprendizaje continuo, sin el cual no se llegaría a ningún sitio, ni siquiera a merodear la condición de escritor. Porque escribir es aceptar el riesgo de generar algo nuevo desde el vacío inicial e imprevisible, al menos en poesía, donde para el arranque nada vale el oficio. 

El poema de la entrada anterior, Lugares donde hallarse, quiso reflejar una realidad y reflexión desde los elementos naturales de un paraje arbolado cuya cualidad y retiro tengo cerca. Este poema en haikus, Atardecer, fue escrito poco después queriendo partir de la misma experiencia y de un similar arranque: la imagen, atendida también por otros autores, del momento en que un ave alza el vuelo al desprenderse de una rama con la consiguiente cuestión: hasta qué punto ave y rama eran, sostenido en el aire, lo mismo o si ambos, por imitar el aire, eran la manifestación de ese deseo de profundidad de lo alto. Escritos uno a continuación de otro, aquí quedaron ambos modos de resolver en distinta medida un apunte poético).

     autor de la fotografía: Lonelyshrimp, en flickr

jueves, 6 de enero de 2022

Lugares donde hallarse

Árbol, pájaro, 
espejo quién de quién,
sereno en soledad, casi en despegue, 
dónde
comienza cada cuál,
el vuelo verde, el raudo desplegar
la claridad, la ingravidez donde el día y la noche
se suceden y laten
como una oscilación entre las alas,
el canto perdurable
y a la vez no escuchado
de la brisa y los cauces
que escalan dando cúpula al ramaje,
cuando el testigo es nadie más
que el bosque mismo a solas en silencio
y el ámbito del aire
sobre el polen y el musgo
que desde tierra crece.
Ves un tronco sereno 
que al elevarse nos sostiene
en este espacio de resurgimiento
donde el humus renace
y era respiración internarse en su fronda,
o leve amor rodar por la ladera
de inclinada hojarasca donde roza la luz
entreverada en hojas de la cumbre.
Un aullido a la noche
resuena en el espacio inabarcable
a donde hemos venido a recalar
desde la travesía persistente
que empuja por encima de nosotros
incluso en la espesura de espejismos
de las horas sin norte. Y como un barco
viejo en su trajín y su velamen,
acude nuestro paso tierra adentro
a esta ensenada libre 
a recobrar las luces y el sentido 
material del reposo.
En donde el mástil desgastado siente necesidad
de brotar como antaño y una rama
tendida hacia nosotros nos concede
en el brillo variable y germinal
del rocío ante los ojos
el brocal del reflejo del cielo entre las nubes.
No otro lecho
que el del cuenco de paz
del sonido del tiempo al caer suavemente
de nuevo sin distancias, en mitad del origen.






* (Hay poemas nacidos a medias de la siempre inspirada lectura, como en este caso ha sido acercarse a los que configuran el Jardín botánico de Federico Gallego Ripoll -Libros de la Errantía, 2021- y la cotidiana visita a estos lugares intactos de los que se regresa cambiado por lo impecable y diáfano de su limpia experiencia).