Sesenta años caben en el espacio que ya has leído. Y en los cielos azules de aquel sol de la infancia.
* (Con unos días de retraso, valga esta felicitación a uno de esos bien apreciados amigos desde hace tantos años, con la sensación a la vez rauda y lenta del paso de la vida y del tiempo, y ese guiño esencial machadiano que sin haberlo querido nos resume.)