sábado, 23 de mayo de 2020

Haiku, haikú

A cielo abierto
el grillo de la noche
trae su frescura.
 
Orilla intacta,
la del mar que alejado
tu piel recuerda.
 
¡Cuánta esperanza!
De cerca te respiro
y más me importas.
 
Mayo tras mayo
se reafirma la tierra
feraz, invicta. 
  
 
* (En este mes de mayo cuyo final se encamina hacia el calor invencible del verano y los días de desescalada van abriéndonos hacia afuera de nuevo, este poema que menciona las sensaciones de los espacios naturales de antes -ese cielo, ese mar, ese contacto- celebra el paulatino retorno a lo material de la luz y las formas de la tierra, con el deleite y la confianza intacta, y la conciencia de libertad acrecida y valorada más si cabe en este tiempo. Que todo ello lo integremos sin perderlo ya nunca.)
 
 

domingo, 10 de mayo de 2020

Al fondo, Medellín

Igual que bajo el puente de este río
el agua pasa mansa en su costumbre
de suavizar la vega y darnos aire
con el testigo de esas ralas hierbas
entre las comisuras del granito,
miro el fluir del cielo en la corriente
desnudo y sumergido, así de inmenso,
y todo el gozo de quien fuera niño
ajeno a tanto olvido y tanta historia
bañándose en las aguas del verano
de un Guadiana con limo entre los juncos
se me hace conmoción por un recuerdo:
el día en que comimos, Santiago,
en un mesón de Medellín cercano.
Y unas fotos contigo sonriendo
con el castillo al fondo antes de irnos
con Lucía, con Carlos, con Marina
demuestran el cariño que hubo siempre
aunque en verdad nos viéramos tan poco.
Esa estampa extendida del paisaje
del río en su relieve de silencio
junto a la orilla por la que crecimos,
me interna en lo vivido ya lejano
que vuelve como el día en esa imagen
del curso que nos mece lentamente
o la hondura del cauce donde vernos.
  
  
* (El próximo día 29 de mayo será el quinto aniversario de la muerte de Santiago Castelo. En esto, en las ausencias, el tiempo pasa rápido, nos desborda de grande, porque su suma es mayor que la imperceptible distancia de los seres queridos ya idos con nosotros. Esta imagen de un vídeo de Medellín por fortuna enviado por Juan Ricardo Montaña me trajo el recuerdo de uno de los últimos felices encuentros en Extremadura con Santiago Castelo, en el verano de 2012, en una grata comida con Lucía Mera, Carlos García Mera, mi hija Marina y quien esto escribe y da fe del rico salmorejo que probó.)