viernes, 25 de noviembre de 2011

Ladera

                 a Agnès Marin

El filo del puñal
cuando se oxida
cede su tiranía
mineral a la tierra.
   
A la barbarie
y el silencio del hombre
cubrirá un túmulo
de matas y lentiscos.
   
Y entremezclado
con sílabas de agua
hallaré tu reflejo
y risa limpia.
  

domingo, 20 de noviembre de 2011

Agnès, cordero

Acontece una extraña visita de lo verdadero y terrible:
lo mismo en mi ventana revolotean pichones
atrevidos hoy,
que en una carta hielan los ojos calcinados 
de alguien que así conoces, joven:
los dos hechos conviven y nada es
-difícil y extrañamente- 
en vano, pues sucede:
en el dolor que hiere, el desconcierto
del corazón que mira amable 
cómo el viento mece los abedules
y de siempre sostiene la mirada 
en los ojos de la gente
es tanto que hoy se rompe.
Hubiera dado todo por mantener
tu nombre y dimensión sonriente a diario, Agnès.
Mas otra vez asiste despedir
lo frágil y naciente.
Un final delicado se repite
con forma de mujer, sin lugar a expresarse.
El aliento que iba 
a continuar lo mejor de nosotros
o permitir lo inexplorado y admirable
ha sido mancillado. Su truncamiento
obliga a derramar sobre ese tálamo
sin flores de tu frente
un elevado amanecer que nos sostenga.
Vuelve a decirnos, en un signo fugaz
igual que un aleteo
o un tornasol entre las nubes,
que en ese breve manantío que fuiste
del que nos despedimos sin quererlo
no hubo, hermosa niña, error,
ni en el miedo que nos vacía insufrible
se pierde nuestra luz y tu coraje.
  
  
* (Ayer sábado recibí por la mañana una carta de F.J.Irazoki compartida a varios de sus amigos exponiéndonos la tragedia de una joven y hermosa adolescente francesa llamada Agnès Marin cercana a los 14 años, desaparecida el miércoles a la salida de su Liceo y cuyo cuerpo sin vida se encontró el viernes noche carbonizado en un bosque. Era hija de unos amigos a la que había tratado desde niña. La brutalidad irreparable del suceso difícilmente puede ser consolado con palabras, pero de algún modo el dolor ha de ser recogido y salvado de la fría saliva de la indiferencia.)
         

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Orbe

                                                 antes de respirar no cabe el sueño, 
                                      después, si late el mar, comienza el pulso 
 
La belleza se arriesga en lo difícil.
La orquídea, el colibrí
cruzan también la muerte.
Lo que nace y se rompe
quiere saber. No huye.
Elige ser sin ser:
final y fuente, mientras
aquí, a un paso,
la mirada se abre
sobre el mínimo origen:
una gota de agua
en donde el sol recorre
la semilla del aire,
el reflejo del mundo
intacto e inabarcable
en lo que ves y eres.
 

viernes, 11 de noviembre de 2011

Noviembre, junto al fuego

Dentro de los bolsillos,
al remover minucias y el vacío,
los ojos necesarios
que recogen el mundo
y la voz de tabaco
modulada en recuerdos.
Quien retuvo migajas
como manjares hondos
incluso en su silencio
hace cálido el aire.
Todo final abrupto
a la vez permanece.
En el hogar acoge
el humo que arde lento.
  
  
* (En correspondencia a unas cartas y conversaciones recientes, este poema fue escrito pensando en Elías Moro y el sabor cuesta arriba que me contaba de meses como noviembre que han acumulado el aniversario de amigos fundamentales que se fueron -José Viñals, Ángel Campos. Desde esa cordialidad tan espontánea tuya, me era difícil oírlo sin que me afectara lo más mínimo. Por ti, por ellos.)
  

domingo, 6 de noviembre de 2011

Cotidiana

Los ojos pueden un día ya no ver y saben, y la vibración de la voz al nombrar contiene el valor y la audacia de todo lo que existe. Nada es en vano ni pasa inútilmente, y menos para quien, al abrirse el día, mantiene la conciencia de vivir lo que cada mañana ante él ofrece.
   

martes, 1 de noviembre de 2011

Friso

Esta noche,
el cuerpo no acompaña
a la avidez que siente.
Y cree que es de tristeza
la materia del sueño.
Por eso en el abrazo
late callado el aire
o el calor de la carne
conoce que es profundo
dibujo de la muerte
su rebelión y pulso,
el rastro del deseo
que interroga sediento
la forma inaprensible
de un velado contorno.