martes, 28 de junio de 2011

Saudade

Un día más que pasa y se adelgaza
como el perfil interno que te invade
de una canción que viene y se disuelve
igual que fluye un río y lo conoces
si tocas el frescor de su corriente
y queda luego su rumor y nombre.
De una ciudad con calles que se mueven
resuena un carrusel de mil edades
prendidas de un azúcar de colores
y charcos para pasos que se hunden.
El niño que salió solo a la fiesta
retorna sin reír y antes que nadie.
Entiende que encontrara en las palabras
todo lo que en la vida no sucede.
Si escuchas mi sentir, ven a mirarlo;
para unos ojos lo llené de soles.
   

jueves, 23 de junio de 2011

Lapsus

Hoy mi jefa me ha llamado libro. No sé qué le rondaba. Poco después, dejó de ser una enjundiosa enciclopedia.


* (Con el comienzo del verano y noches que ya pasan de los 20 grados no parece que la vida del blog sea la misma, ni apetece sacar los poemas escritos en un tiempo más propicio para el estudio. Porque sí que se escribe mejor con días suaves o fríos. Y hay poemas que se leerán más a gusto cuando llegue el otoño. Entran ganas de cerrar el chiringuito e invitar a unas caipiriñas. Feliz noche de San Juan a quien la celebre.)
   

domingo, 19 de junio de 2011

Postal

Entre dos piñas, tú,
la hoja seca, flor
ligada al papel
manual del tiempo.
Rugosidad hermana
y ambarina. Te abro
y ante mis palmas
la presencia 
                      que trajo
a Covaleda aquella rosa.
  
  
                                               a Rosa Albes
                                               Picos de Urbión, Soria
  

viernes, 10 de junio de 2011

Lenta noche

Junio de lluvia impar y tres eclipses.
Qué gala para el mar si de las nubes
tu pie desciende pese a caracoles,
la piel de níspero lunar creciente
olvida la canción que la detiene,
el musgo corre para despedirse
y el tacto dice adiós de finisterres.
Junio de cielos donde el sol no luce
ni importa la belleza que no nace.
Hallo en la brisa ese placer que acoge
bajo una fuente con los ojos grises
abiertos a mis ojos y a más lumbres.
 
 
* (Permítaseme este poema de sentires gallegos surgido en la emoción de escuchar en este inesperado mes de lluvias a Luz Casal o Amancio Prada Negra sombra y también recordar el poema Mar adentro de Ramón Sampedro, con la añoranza abismal que se abre de lo bello en la orfandad de lo más necesario.)
  

lunes, 6 de junio de 2011

Porque no se claudica

En sus palabras, un escritor casi siempre salva lo que ha podido de la vida mientras sus otras fuerzas cotidianas en ocasiones no han logrado siquiera cuidar -como si algo se ensañase- los detalles que forman su casa y cercanía.

Quién hallara ese punto en el que la literatura devuelve sus mejores palabras en una restaurada armonía de vivencias no rotas.

Algo así como que la palabra asentara al nombrar lo que crea, y que el tacto y los ojos constataran esa extraña memoria de una vida encendida o una historia sin sombras.
  

viernes, 3 de junio de 2011

La piel, tras el combate

Consciente del viaje,
miraste un momento los hechizos.
  
Sobre ningún cadáver
pervive la belleza de aquel tiempo.
  
Juntas flores de piedra
que perduren al irte.
  
Sin embargo la muerte
ya no vino a buscarte.

El miedo, el desamparo fue horizonte
exangüe en las raíces.

En cada cavidad, al abandono
sobrevive la noche.
 
  
* (Al frente de mi primera publicación poética situé, no casualmente, unos versos de complicada disposición espacial, a modo de caligrama, de Antonio Mª Flórez que decían "Hay que ser como un crepúsculo para estar aquí, sentados en un instante de nuestras vidas, esperándonos a nosotros mismos". Poderoso sin duda, este poema leído hacia mis dieciocho años -y que guardo tipografiado sobre el fondo amarillo de una hoja de periódico- sigue teniendo su vigencia e iluminación sobre algunos propósitos de lo que he escrito y vivido. Cómo no mostrar aquí el reconocimiento por alguien en cuyo impulso vital y origen de sus versos atraía el esplendor de lo genésico o el hechizo del mundo, del eros y de un lenguaje con el valor del sueño, anterior al desatino de la imparable edad y sus deshielos, o de los hongos del miedo que llegan de soslayo. Y cómo no celebrar, Antonio, con un abrazo esos años intactos -por ti tan recordados- previos a la dispersión que llevó a cada uno de quienes descubríamos lo literario tan lejos de ese enclave y ese momento intenso y creativo de aquellos años bachilleres en Don Benito. Como si no estuviera a mano todo entonces. Algo hubo desde siempre para esa indagación permanente del paraíso en tus libros. Desplazados o no, tu reto fue buscarlo.)