Lectura de los días, respirar la escritura.
Las palabras asumen la forma variable
del color y la música. Adquieren al hablarnos
el rumor que sostiene para siempre la forma
sin esfuerzo elevada, sin nada que decaiga.
Y sin ser más que nombres que buscan a las cosas
las dibujan de cerca, se adentran en su espacio
descubriendo al mirarlas su pequeño secreto:
que estaban esperándonos, que ya nos conocían;
su frágil recorrido era al fin nuestra casa,
albergaban la llama habitable y serena
con la que el tiempo nunca nos derribe en su fuga.
* (Hoy, 10 de mayo, Ángel Campos Pámpano habría cumplido 65 años. Su poesía, tan importante como lo fue él, sigue estando en nosotros con gratitud y afecto. Como esa imagen suya en la que, al admirar lo que contempla, el poema acaba fundiéndose con la naturaleza en sus elementos más claros como si fuera un signo más antes de disolverse, de desaparecer incluso en su lenguaje. Y de este modo, acaso perdurar vibrando en la materia. Buscó desde el principio la belleza de ver con las palabras. Al hacerlo, nos enseñó a mirar con las más limpias.)
Sobre el cuerpo del río,
el texto del poema
no es más que un círculo
abierto,
ya ilegible.
Á.C.P.