De una carta reciente: A veces he escrito para vivir y, después de todo, he vivido porque he escrito.
En principio cuando sólo era posible vivir de este modo. Y desde siempre, porque en el folio se adensaba el rostro vislumbrado que se nos escapaba en la vida.
Al fin y al cabo, escribimos para dejar a salvo el reflejo mejor de lo vivido y, al hacerlo, mantener su destello.
Al fin y al cabo, escribimos para dejar a salvo el reflejo mejor de lo vivido y, al hacerlo, mantener su destello.