lunes, 29 de abril de 2024

Ajimez

                                              a Basilio Sánchez

Si pudiera la flor volverse roca
y leve catedral en cada pétalo
que girar por el tallo en una ofrenda,

si el vuelo pasajero que ahora cruza
de un ave en este cielo perdurara
grabado sobre el aire en un reflejo,

si fuese el azul mar canción o nieve
y su hondo corazón desfalleciese
para débil rendirse ante la noche,

si ver y oír en el trigal la lluvia
nos uniera al latido a flor de tierra
que sólo rasga el rayo y la ventisca,

si cuando cae la luz algunas tardes
baja el deleite hasta el que espera poco
y en su fugacidad y fragua huye,

así transcurre el día en sus crisoles
como un vilano que unos labios soplan
asidos al deseo que al fin buscan. 


* (Si hay dos poetas destacados en la actual lírica escrita en Extremadura, sin duda alguna son Álvaro Valverde y Basilio Sánchez, tanto por la calidad y extensión de su obra escrita, como por la solidez de su reflexión literaria, el sentido vital y literario con que conciben su continuada dedicación creativa a este género y su cuidadosa tarea con que enfocan su voz para dar forma a sus universos personales. A ello unen su amplia formación lectora, que es un modelo de orientación y de un gusto equilibrado para muchos. Además, cercanos por edad a la generación mía y, por tanto, con la sintonía y diálogo de similares vivencias del tiempo que nos toca. Sin duda alguna, hay más poetas destacables de obra conseguida además de ellos en nuestro panorama regional. Y esa fecundidad es digna y generadora de más creación poética, celebrada desde el ilusionado resurgir literario en Extremadura de los años 80. Sí que mencionaría los recordados por desaparecidos. Entre ellos, Ángel Campos, Vicente Sabido, Santiago Castelo -aún pendiente de rescatar su rica obra en prosa, como sus sensoriales Habaneras, que son sus personales Sonatas caribeñas, tan sólo difundidas en edición no venal encuadernada para regalar entre amigos o en la edición poco conocida de sus Hojas cubanas,  o sus artículos literarios en prensa, o sus inéditos diarios escritos para él mismo y conservados en cuadernos mimados con su letra-... Si algo acompaña a la verdadera poesía no es su capacidad de exhibición ni su fin es el éxito de un ejercicio de modas, sino una callada y solitaria atención para quien entiende el retiro y el silencio que su dedicación en su búsqueda requiere. Este poema dedicado a Basilio cumple una deuda desde el placer de lector con la belleza, misterio y transcendencia de lo natural y sencillo que en su poesía reside.) 


    fotografía de Carmen Fernández-Daza, de una orquídea cultivada en su casa, capaz de devolvernos la pureza acogedora que amamos en la vida. 

jueves, 18 de abril de 2024

Aguanieve de abril

y todo es paz
y estrechas lo que amas
y una tarde infinita y siempre abierta

Aguanieve de abril.
Tras los cristales te adivino,
oh transparente anhelo de vivir
asido al cántico.
Bajo un cielo invernal
esplendoroso
nacen briznas de amor
donde el tacto cautiva
con la intensa emoción 
del fiel encuentro.
Empapados, dichosos, aún más bellos,
todo es alta sonrisa al descubrirnos.


* (El comienzo de este mes de abril en el que las bajas temperaturas dieron paso a un frente de nevadas tardías e inesperadas me hizo recordar este poema escrito en Valladolid en otro abril de 1986 a mitad del cual, pese a lo avanzado de la primavera castellana, el frío que allí a veces cuesta soltar, y casi es parte del paisaje de esas tierras de la meseta alta, trajo unas ráfagas de aguanieve -y con ellas este poema- bajo cuya blancura recibida desde los ventanales del edificio del Conservatorio de música acudía hasta allí con su violonchelo quien fue merecedora de estas líneas. Al igual que la nieve sólo puede ser contemplada unos días antes de disolverse en agua, esta estampa refleja lo irrepetible del momento en la fugacidad sorprendida que recrea.)