domingo, 27 de enero de 2013

Invernal

                II

En el vaho recoges
la música del aire.

Deja que tiemble
el sol que en la piel late.

El frío tenue
que despierta los bosques.

Bajo los guantes
aguardas los colores.

Habrá uno verde
que a los otros incite.

Y vendrá el vuelo
de insectos en la noche.

Por eso sabes
que esperar te conduce.

Que un simple brote
es memoria de un géiser.

Que el frío es parte
de la danza que esconde.
 


domingo, 20 de enero de 2013

Invernal

               I

Niebla en el valle.
Las montañas emergen
desde otras luces.

Entre las nubes
la espiral del abismo
nos sobrecoge.

Un sol de invierno
desciende por la nieve
detrás de un pájaro.

Disuelve el rastro
del aliento brumoso
de la ventisca.
  
  

* (Sigo insistiendo, hay borradores que se salvan por un momento de gustoso trabajo y tiempo libre. Sin este, no hay quien construya ese territorio vislumbrado que no sería palpable fuera de las creaciones. Y la escritura genera escritura, como mostraré en la próxima entrada. Nadie que escribe deja simples palabras si las concibe desde dentro de ellas. En esta mirada y uso de las palabras hay actitudes y valores. La escritura es un reto de lograr una vida diferente. Al menos con esta motivación he ordenado la mayoría de las que esta página caben, o consiste el esfuerzo que -sea útil o no- he querido concebir y transmitir al emplearlas hasta ahora.)
 

domingo, 13 de enero de 2013

Melancolía

Melancolía,
margen del absoluto,
fuga inútil,
extensa lejanía de una 
fuente certera
a un paso de las ramas
asomadas al agua
y a sí mismas. Su clara
diferencia
se escapa de los labios,
la verdad y las formas.
Vana queja
dorada, dulce, quieta,
encendida por siempre
en la imagen y voz
que el vacío agudiza.


* (Hay borradores perdidos y poemas olvidados o no tocados en largo tiempo. Este es uno de ellos, y al releerlo ahora me merece la pena salvarlo. Hay fragmentos y versos que después de un periodo de meses -y hasta años- logran tener sentido o una forma ya válida por algún cambio en nosotros o en alguna palabra. Cada poema se impone, y algunos nos extrañan, otros nos convencen desde el momento de escribirlos. Y luego al volver a ellos, como a un álbum de fotos, las sensaciones que nos devuelven no son fijas, al igual que nosotros cambiamos y nos reconocemos o sorprendemos en el tiempo. Pero el poema una vez escrito es libre, y si ha nacido hay que dejarle paso, disfrutarlo, y esperar la llegada del próximo.)