Esta noche,
el cuerpo no acompaña
a la avidez que siente.
Y cree que es de tristeza
la materia del sueño.
Por eso en el abrazo
late callado el aire
o el calor de la carne
conoce que es profundo
dibujo de la muerte
su rebelión y pulso,
el rastro del deseo
que interroga sediento
la forma inaprensible
de un velado contorno.
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