la última nevada
que aún brilla en estas cumbres,
la noche que nos hiela
no vence al corazón
que duerme a oscuras.
A quien guarda las horas
o callado confía,
el mismo inmenso cielo
negado por las nubes
será capaz de abrir
la templanza del suelo,
la luz que al cuerpo entibia;
y el brote de la flor,
como el pulso que torna,
desprenderán la soga
de la misma penumbra
que al horizonte ciega.
La noche nada impide.
No es su reino la sombra,
ni lo oculto soporta
mucho tiempo a la vida.
La oscuridad persiste
lo mismo que los límites
vencidos por la fuerza
de vivir sin fatiga.
1 comentario:
Hermoso.
La cercanía del alba que trae
la luz pujante del amor
riega cualquier corazón
que espera. Y la Naturaleza
reverbera.
Besos
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