domingo, 10 de mayo de 2020

Al fondo, Medellín

Igual que bajo el puente de este río
el agua pasa mansa en su costumbre
de suavizar la vega y darnos aire
con el testigo de esas ralas hierbas
entre las comisuras del granito,
miro el fluir del cielo en la corriente
desnudo y sumergido, así de inmenso,
y todo el gozo de quien fuera niño
ajeno a tanto olvido y tanta historia
bañándose en las aguas del verano
de un Guadiana con limo entre los juncos
se me hace conmoción por un recuerdo:
el día en que comimos, Santiago,
en un mesón de Medellín cercano.
Y unas fotos contigo sonriendo
con el castillo al fondo antes de irnos
con Lucía, con Carlos, con Marina
demuestran el cariño que hubo siempre
aunque en verdad nos viéramos tan poco.
Esa estampa extendida del paisaje
del río en su relieve de silencio
junto a la orilla por la que crecimos,
me interna en lo vivido ya lejano
que vuelve como el día en esa imagen
del curso que nos mece lentamente
o la hondura del cauce donde vernos.
  
  
* (El próximo día 29 de mayo será el quinto aniversario de la muerte de Santiago Castelo. En esto, en las ausencias, el tiempo pasa rápido, nos desborda de grande, porque su suma es mayor que la imperceptible distancia de los seres queridos ya idos con nosotros. Esta imagen de un vídeo de Medellín por fortuna enviado por Juan Ricardo Montaña me trajo el recuerdo de uno de los últimos felices encuentros en Extremadura con Santiago Castelo, en el verano de 2012, en una grata comida con Lucía Mera, Carlos García Mera, mi hija Marina y quien esto escribe y da fe del rico salmorejo que probó.)
  
   

2 comentarios:

Jesus María García Calderón dijo...

Aunque en verdad nos viéramos tan poco. Cuantos amigos del inolvidable Castelo sentimos y podríamos decir lo mismo. Esa fijeza de su amistad sostenida por la argamasa del recuerdo más grato. El poema es una preciosidad. Mi enhorabuena.

Carlos Medrano dijo...

La verdad es que pocas personas de Extremadura como Santiago Castelo han sido con todos los demás tan espléndido y han vivido con tanto entusiasmo la amistad y alta valoración que sin reservas nos tenía, algo tan esencial en él como el amor que sostuvo de siempre por su tierra.

Entre nosotros, Jesús, permanecen esos valores de la cordialidad que con él compartimos y sin duda nos han hecho mejores. No olvidemos la alegría y satisfacción al vivir que habitualmente con derroche sentía