a Hilario Barrero y Jesús Nariño
Después de lo vivido, qué ha quedado.
Al cabo de los años, aún qué espero.
La tierra era el lugar que amé sin alas
y entraba por mis ojos y mis manos.
Pasó la juventud con sus prodigios,
llegó la madurez sin deterioro.
La noche ardió por retener el fuego
que el sol al alba desplegaba mudo.
Hoy queda en mi memoria el fiel reflejo
del mundo y el color de los sentidos.
Me miro y sé que el tiempo fue sagrado.
Salvé lo que hasta al aire le era anhelo.
Pondría otra vez tu rostro junto al mío
antes de que el silencio borre todo.
* (A final de mayo, desde Brooklyn, salió el número 41 de los Cuadernos de Humo, revista personal que sostiene como ágora de poesía y amistad Hilario Barrero, tendida entre su colorido y plural Nueva York al que llegó hace tantos años y los cielos en torno de su Zocodover y Santo Tomé natal. Al recibir su invitación en febrero para participar con un poema inédito, un viaje en coche por la isla, donde tantas veces al conducir me abstraigo en su luz y su paisaje, dio pie a esta reflexión que me vino como unas palabras que oyera de su boca, pero que en el fondo hablan también del poeta mismo o podría hacer suyas cualquier lector posible. Este Cuaderno de Humo sale en mayo pese a la fecha impresa de julio, en la que ya en 2021 celebró el 50 aniversario de otro 7 de julio con la entrega de Siete poemas del deterioro, unos poemas de factura bellísima con la desnudez implacable y la conciencia del contraluz duro del tiempo, dueño de tantas "grietas invisibles", al que se quisiera rogar "un final menos agrio", cuando "ahora somos dos sombras" en "el curso de la noche", tan poderosa siempre que fue alto refugio para amarse. Ninguno de quienes queremos a estos dos amigos que suelen añorar el viejo mundo y nos comparten los colores vitales de la orilla del nuevo en el que viven, nos sentimos al margen de ese abanico de sentido y temblores que leemos en cualquier poema de esta travesía personal del tiempo y el deseo, testimonio de la fragilidad anhelante y sin embargo valiente que nos toca.)
fotografías de Hilario Barrero
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