viernes, 15 de noviembre de 2024

Levante

El sol naciente
como un río truncado
quema los ojos.

Un mar de escombros
tras las inundaciones
nos desconcierta.

El agua anega
el huerto laborioso,
la vida mínima.

Tan dolorosa,
la queja de la tierra
no encuentra calma.

Sepulta el barro
el juguete de un niño
de golpe roto.

No habrá cometa
que remonte impecable
su luz perdida.

Espero el día
que la maldad no exista
sobre la tierra.


* (Para todas las víctimas halladas y las tal vez por siempre inencontrables, deseando -con todos- abarcar el daño pavoroso y sufrimiento recibido por hombres y mujeres, niños, viejos, casas, campos... de esta región, azotados por esta desoladora lluvia, así como por la incuria de quienes, pudiendo hacer bastante, la ignoraron. Que no vuelva a ocurrir.)
 
  

2 comentarios:

José Manuel Brea dijo...

Ante este desastre natural, casualmente también he sido espoleado a plasmarlo en una RIADA de haikus. (Tómalo como atrevimiento de diletante.)
https://medymel.blogspot.com/2024/11/la-temible-riada.html

Carlos Medrano dijo...

Hermosos haikus los tuyos, José Manuel, y feliz coincidencia en la escritura de esos haikus enlazados que me son tan gratos sobre una tragedia que nos ha removido. Todo se revertirá salvo las vidas de los fallecidos. Ha dado la sensación que esta vez, quienes podían haberlas evitado o reducido en gran número, han optado por no hacer nada y agravar la catástrofe por la pura vileza de sacar rédito político. Por no decir cosas peores de ellos, espero que lo paguen pronto y que su memoria sea la de un mal sueño de un triste periodo de iniquidad del que merecemos librarnos. ¡Cómo lo lamento!