Las señales sagradas de cada día,
por ejemplo, unas piedras rodadas bajo el agua,
la luz que en apariencia no declina,
el tiempo vuelto aroma de las rosas,
lugares que se abren
y figuras.
Falta sólo la voz que, si la dibujara,
me daría por siempre
la belleza y sus formas.
3 comentarios:
Un poema bellísimo, Carlos.
Luminoso, como las señales claras donde el misterio habita...Y nos habita.
Enhorabuena, amigo, Efi.
Sacralizar lo cotidiano... Abrazos
O encontrar el estado en que la relación de nosotros con cada elemento natural, cotidiano haga, mediante los sentidos, de esa vivencia algo único, y a ser posible, un suceso no aislado, sino más bien cada vez más visible.
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