El invierno renace
con más latidos.
La vida se descubre
más allá de los límites.
* * *
Cuando me llames,
acude a mi ventana
como la lluvia.
El blancor de una garza
chapotea en tu iris.
* (Pese a mi inclinación por el haiku tanto en su disposición clásica como en esa variedad más libre de la jaiquilla, no había intentado nunca la escritura de un tanka. Un artículo reciente -impreciso, cuestionable en matices, en la prensa- me animó a intentarlo. Como otras veces, el sencillo contacto con la naturaleza -el encuentro con una garceta blanca al sol en un prado tras unos días de torrenciales lluvias- dio pie a a este primer intento, poco a poco resuelto. De ahí el casi. Felices Navidades, con un creativo y favorable deseo a lo nuevo que venga.)
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