Todos estos espacios nos construyen. Y qué lugar o edad no se comparte. Porque incluso el silencio nos descubre el entorno, nos adentra en nosotros, y revela los seres, lo distante. Un momento en que aguardas desde lejos el júbilo y el invierno equidista del calor, y persistes.
*(Este poema cerraba aquel cuadernillo volandero, de edición no venal, aparecido en Valladolid en mayo de 1996 con el número 95 de aquella generosa y muy sencilla colección dirigida por Rafael Marín bajo el nombre de P.O.E.M.A.S. y repartido por algunos bares y librerías llamado Imágenes, encuentros. Este poema, que indicaba el propósito del conjunto, fue escrito en mis años de Jaraíz, en los que viví visitando estos tres espacios ahora separados (Cáceres, Valladolid y Mallorca) y que por fortuna entonces estuvieron en aquel destino laboral más a mano. Luego vino un largo viaje en el vientre de la ballena del que quedan las señales de algunos afortunados poemas.)
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