Cuando me llames,
acude a mi ventana
como la lluvia.
Con sus latidos,
una raya de sol
rasga el invierno.
Y añiles cielos
llegan con pies descalzos
desde el otoño.
Ante mi puerta,
la certeza del agua
y de la sombra:
acude a mi ventana
como la lluvia.
Con sus latidos,
una raya de sol
rasga el invierno.
Y añiles cielos
llegan con pies descalzos
desde el otoño.
Ante mi puerta,
la certeza del agua
y de la sombra:
el verde aroma,
la música elevada
y una silueta.
* (Revisando materiales antiguos y no muy conseguidos rehice este poema que ahora saco acompañado de esta imagen de una casa de Fornalutx en un viaje reciente.)
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