que la tierra es un bien irremplazable
Juan Gil Albert
Si hubiera de morir,
yo te he elegido para despedirme.
Incluso aunque no estés, que en mí estás siempre.
Porque un día llegará en que nos iremos
y al expirar el cuerpo será sólo
una prolongación sin fuerza ni cansancio
que diga adiós a esto. Pero antes,
veré otra vez tus ojos, oiré en paz
el contorno de tu voz y de un gesto
vital y vulnerable y tan cercano...
Podré decir que supe estar despierto,
y atreverme a cruzar la frontera del miedo,
la intemperie, la falta u otro daño,
de modo que este instante
parecido a dormir pero tan cierto y claro
tendrá también su luz, los sonidos tranquilos
y el pulso cotidiano de lo vivo,
como si no pasara nada en lo incesante
ni en el tiempo siguiente hubiese un hueco.
Me basta que hubo un día que enfoqué lo vivido
para sentir mi entorno cada vez más amado.
Si hubiera de morir,
hoy tu recuerdo elijo, tu dignidad
reconfortante, tu sereno desvelo,
semejante al diario cuidado que te tengo.
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