martes, 9 de junio de 2020

Cercana lejanía

                                    ¿Habrá algo más hermoso que quedarse sin huellas?
                                                                                                 Francisco Pino
  
  
Una nueva manera de nombrar sin palabras, 
una bandada de aire bajo un ala suspensa, 
una libre mirada como el agua más honda, 
el perfil de una cara sin las marcas del tiempo, 
un planeta o la lluvia que al mencionarlos fueran.
  
Miro hacia atrás. Pido perdón por tantas cosas 
todavía no disueltas. O sólo algunas,  
ya más liviana la carga de nacer
sin más guía o sentido 
que avanzar desanclando la intemperie embebida  
en la piel, en los huesos, en la misma mirada.  
Sin más armas desnudas que la espera,  
o la voz aquietada de las cosas que vibran.  
 
Me apoyo en la ternura de una sombra  
que procura el descanso de unas ramas.  
Hablo sin la destreza de reflejar apenas 
el brote de una nueva primavera.  
El tiempo pasa y quien camina ahora 
y atesora el vacío de sus manos abiertas 
capaces de acoger la confianza, 
por un instante tiembla en mitad de estos días, 
reacio a abandonar sus señales más próximas 
en mitad del sentido al ir sumando años. 

Limpias tus ojos con la hierba o la brisa,
esperas de la tarde su celaje que arda. 
Y en la imagen de un joven asomado a un remanso
te basta lo que calla el rumor de este lienzo,
mezclado en el continuo balbuceo de una noria.
 
 

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