Trazo el aire,
la nada me sostiene.
Lo que cruzo sucede
con la facilidad de respirar.
Mis alas me conducen
porque el cielo conocen
y nada pesa, impide
lo veloz que se funde
en la profundidad
de la luz sin señales
que hieran, rompan, hielen.
Quién pudiera llegar
al espacio o lugar
que presiente y no sabe
cómo volverlo a ver
o dónde nace.
Y en el que todo vuelo alcanza el vuelo
y la sed y la fuente se diluyen
sin dolor al fundirse
en el mismo destello de brillo y soledad
por el que el día resuena y se nos abre.
Y como el orbe, un bosque
o un latido en la noche,
certeramente existe
y sin temblor
su aliento cuando mira,
igual que el ciervo brama
o la montaña se oye,
detiene la tiniebla que ocultaba a la muerte.
fotografía de Mingta Li de la serie Dark Eyed Junco Flying in Snow
Y el poema es para Isabel Jimeno, en su pulso vital y zambraniano.
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