domingo, 5 de febrero de 2023

Corriente

                                    Corrientes aguas, puras, cristalinas
                                                             Garcilaso de la Vega

Escucha el corazón. Nada es ajeno.
Parece palpitar no él, sí aquello
que lo rodea al despertar y hace
fluir la sangre como un lento río
que se escapara a un mar que sube y suena
en el que sobrevive como un náufrago.
El corazón se acerca a lo que vive
y el viento cede y los colores dejan
la sensación de lo intangible y cierto
en donde reposar su aliento y brújula.
Un alcotán hirió el lirio más puro
por acercarlo al cielo más inédito
y derramó sus ojos junto al tallo 
que en sí era vuelo alzado a ras de tierra
dolido de truncar lo que era bello.
La línea de los juncos en el río
semeja en su perfil el día descalzo.
Tan frágil es rozar lo fugitivo.
Tan leve sin volver a ser el mismo.


     El río Ortigas a su paso por el molino de La Boticaria. Fotografía de Antonio Nevado, Dovane. 

2 comentarios:

bisílaba dijo...

"Tan frágil es rozar lo fugitivo"
Como un flash, la lectura de tu poema, propicia un fugitivo y recurrente goce estético de "lo intangible pero cierto".
Saludos cordiales!

Carlos Medrano dijo...

Gracias, bisílaba, ya lo dijo Quevedo: "sólo lo fugitivo permanece y dura". Y por eso mismo en los detalles y destellos mínimos en ocasiones se percibe lo máximo. Feliz día y para tu blog de creatividad con las palabras te regalo una muy bella de Mallorca: cucavela, es decir, voltereta.