Ahora que cae,
la hoja amarillece
y en rojos tiembla.
El aire suena
en la savia oscilante
que al fuego imita.
Honda llanura
donde el azul del día
de limpio asombra.
Al sol acudes,
desnuda la mirada,
la sed, descalza.
Mortal y leve
la tez de la belleza
el alma inunda.
* (De nuevo una fotografía, encontrada nada más despertar, con la profunda luminosidad y cromatismo de la que acompaña esta entrada, tomada en Prospect Park por uno de sus más fervorosos paseantes, es capaz de avivar el estímulo que andaba postergado de lo creativo con la vibración de este parque cuyo orbe natural y tan nítido se semeja a una catedral sostenida en la luminosidad de lo vegetal e intangible. Un espacio exquisito al cuidado de la mano del hombre que devuelve a la tierra el esplendor de su origen. En su marco, una verde pradera que no presenta límites, las dos copas granates de esos árboles -¿un arce, un fresno rojo?- que laten bajo nubes, las hojas desprendidas de rozada nostalgia, la silueta de sombra de algunos visitantes que miran o conversan sin quebrar el silencio. La imagen se nos graba y conduce a la entrada de este paraíso que esperaba en la orilla distante del hombre que la lanza hacia el este soñando con la nuestra -que es la suya de joven- atento a la paleta viviente de este fondo cambiante -como un rostro- según las estaciones.)
fotografía de Hilario Barrero
2 comentarios:
Lluvia de otoño,
en el suelo, las hojas
se desperezan.
¡Qué buen haiku, bisílaba, muchas gracias!
Publicar un comentario