sábado, 11 de septiembre de 2010

Alba nunca escrita

Esperarte.
Me creces en palabras.
Y hay un hueco en mi espalda
donde puedes
poner tu mano
e irte.
Me quedará,
perfil de mi palabra,
el roce de una espada,
luz sin límite.
 

1 comentario:

María Jesús Siva dijo...

En ese hueco de la espalda es donde yo encuentro la luz, esa que nos sigue y no se agota. Los huecos, a veces, dejan vacío y a veces encontramos quien los llena, sólo ocurre a veces, pero parece que viéramos la luz por primera vez.
Bellísimo poema.
Un saludo.