De la intemperie
se desprende el viaje
al recibirte.
Qué incertidumbre
la estrella que seguida
lleva a otra noche.
Guardo unos ojos
dorados como arena
junto al oasis.
dorados como arena
junto al oasis.
Tras la ventisca,
la silueta evocada
detrás del aire.
* (Sirva este cuento oriental para conjurar como Sherezade otro de los episodios de este marzo difícil donde -es el caso de Libia- el señor de la guerra y el ruido de la muerte exhiben ahora su aquelarre de heces. Y así cierro de paso esta inesperada trilogía en haikus que han respondido de este modo a la adversidad de estos acontecimientos.)
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