Frente
a un tiempo superior al humano
los
olivos vigilan unas ruinas antiguas.
Si
alguien vivió aquí,
hubo
risas y fruta,
tejidos
con colores,
ojos
de seducción, juegos de agua,
quedan
en la nostalgia estas imágenes,
no
en las piedras que vencen
con
su calma dorada
la
erosión y el verano.
Otra
hoguera las cubre adentro de los ojos.
Entre flores silvestres y amapolas
Entre flores silvestres y amapolas
el
vibrar de una flauta agita tu memoria.
Te
parece que llegas a un lugar que no cansa,
a
un rumor que sucede.
Tantas
noches de olvido
y
el sol te reconoce.
* (Hacía días me venían recuerdos de un viaje a Sicilia de hace casi diez años: Monreal, Erice, Segesta, Agrigento, Siracusa, Noto, Ragusa, Taormina, Messina, Cefalú, Palermo, el Etna... Una isla demasiado grande para visitarla en una semana. Se necesita el doble. Mucho quedó sin ver o pasamos por allí sin descanso. De sus muchos enclaves clásicos, tomaron la palabra y vida estos restos que aquí retrato. Más que yo, fueron ellos quienes hablaron y me eligieron. Alguna vez sucede: hay lugares que nos esperan para contarnos algo.)
1 comentario:
Hermoso poema, a favor de la memoria que él mismo facilita. Y hermosa, la Magna Grecia. A esa lista de topónimos, añadiría Corleone.
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