domingo, 29 de noviembre de 2015

Otros cielos

Ante la lluvia
su tibieza indefensa
asoma el musgo.

Cae de las nubes
una clara neblina
sobre el camino.

El viento ondula
árboles en huida
por la ladera.

La rama seca
de una higuera con liquen
sin más es sabia.

Hacia el invierno
cada árbol aloja
la luz más fría.

Una abubilla
invoca a las desnudas
ramas inquieta.

Zarzas y matas
cobijan en la tierra
una añoranza.

Casi invisibles,
a las aves que pasan
les basta el aire.

Nadie profana
los helechos dormidos
bajo la sombra.

Sencilla calma
de un noviembre descalzo
que nos empuja.


* (Este poema comenzó a escribirse el pasado 2 de noviembre en uno de los paseos que frecuento por los alrededores de mi casa. El cambio de estación se leía en la llegada a esos cielos del frío, al comienzo de un mes cada vez más poblado de nombres esenciales ausentes, y no por ello lejanos ni menos importantes.)
    

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