sábado, 21 de noviembre de 2015

Temblor, II

II

Si todo lo que vemos no estuviera tan lejos, no hablaría el deseo de seguir contemplándolo. Para entrar hacia adentro, ¿hay un don o un lugar sin rumor y sin rostro? Tras tanta soledad después de siglos, esperamos lo intacto. Era la división el dolor, la frontera y el rastro confundido. Mas conviene comenzar desde cero. La tinta deja tras su mancha aún fresca el trazo del sentido y su propósito, más allá del rigor de lo opaco. Y aceptar el olvido, deshojar cada signo hasta el hueco que no es desposesión, sino el primer vacío, el seno o cavidad del origen de nuevo en todo lo que importe ser vivido.
 

2 comentarios:

Alfredo J Ramos dijo...

Preciso, Carlos. Lo leo como una poética, lo que sin duda es, pero más aún como un propósito y recuento vital, tal vez nacido de la experiencia de esperar, y de un instinto que olfatea imágenes, puede que invisibles pero ciertas: nacen al nombrarlas. Las palabras, arrastradas por un ritmo bien sensible, van componiendo un paisaje interior, que es también una reflexión, mientras al fondo (rimas internas que balizan de otra forma el texto) se va imponiendo una música conocida, incluso familiar, pero con un gran poder de subrayado. En la pantalla donde lo leo, se impone la impresión de una gran secuencia. Y que parece prometer nuevos «temblores». Un abrazo.

Carlos Medrano dijo...

Este blog, amigo Alfredo, casi lo compartimos, porque yo me siento con tus comentarios como en mi casa. Y aprendo de ellos, pues a través de tu lectura conozco de mí o de entresijos de mi escritura lo que no había percibido. No deja de ser un halago inteligente lo que expresas y llegas a intuir.

Sin embargo, no sé si esos 'temblores' se reducen a esta serie de dos escritos de seguido o habrá otros más que tienen algo de reflexión y conciencia poética. La escritura poética tiene su discontinuidad y, además, su espacio reducido entre otras obligaciones, incluidas las vitales. Sin duda, estos dos poemas son un punto de conciencia de este modo concretada y compartida, y en deuda con algunos autores de mi formación, con los que sigo estando a gusto.

Ante todo, hablan de un ir más allá y no conformarse con la apariencia de las marcas diarias detrás de las que está el sentido y la meta de nuestra indagación en la vida.