Diálogo en ausencia de Ángel Campos Pámpano, Suso Díaz Estévez
Murabellos, 2025
Ludeiros, Lubios, Orense
La tierra huele
mientras dure la luz
a noche blanca. (*)
Supe
de este libro por una conversación con Luis Arroyo -tantas veces
mensajero de las noticias de Ángel-, que me anticipó el interés de
Suso Díaz en hablar conmigo y hacérmelo llegar. Un libro más, en
homenaje y recuerdo de alguien que, como el propio Suso Díaz dejó
alguna vez escrito, de él conservamos todos los que le quisimos no
sólo su poesía sino su luz. Es decir, una humana vibración que él
emitía espontáneamente, sin pretenderlo, no sólo en su escritura
sino en su manera de ser y en su conversación acogedora e incitante.
Pues nadie estaba a salvo -de contar con su aprecio- de ser
impulsado a participar de algún proyecto creativo que quedara al
alcance de todos, como un patrimonio colectivo capaz de enaltecernos
y mejorar desde las palabras -y su repercusión- el mundo. Nada nuevo
ni ajeno al esencial fin de la literatura en su capacidad de generar
lo que idealmente queremos cuando hay clara conciencia de su poder y del sentido
consciente de lo que hacemos y vivimos. Allá quien sólo la conciba tan sólo como un juego, un ingenio o un artificio y se conforme con
recoger del rábano las hojas.
En
aquella breve conversación con Suso me llegó su profundo afecto
hacia Ángel, sobre el que se asentó la escritura de este libro con
unos 120 haikus nacidos cada uno a partir de una cita o un verso de
sus libros. Y eso que Suso Díaz, gallego del municipio orensano de
Lobios, rayano con Portugal, y radicado en Mérida desde 1997, me comentó
que no llegó a conocer a Ángel en persona, pero la huella de su
lectura y de su actividad cultural generada en Extremadura le llevó a
nombrar con el título de La voz en espiral un programa de radio
que dirigió varios años sobre poesía y, en el décimo aniversario
de su fallecimiento, recopiló una antología colectiva -En el vuelo
de la memoria, publicada en 2018 por la Editora Regional de
Extremadura- en su recuerdo, reuniendo a unos 80 poetas extremeños y
también del resto de España y Portugal.
Me
comentó Suso Díaz que fue a partir de participar en el homenaje
colectivo que años después coordiné -Recobrada memoria,
Vberitas, 2022- él tuvo el impulso de llevar a cabo esta nueva y
hermosa iniciativa donde en cada página aparecen hermanadas la voz
en español o castellano de Ángel con la lengua natal de Suso Díaz
en galego, a través de once capítulos de extensión variable cuyos
títulos pueden leerse también como otro poema: “achegamento / ó
diálogo / entre silencios / para soster ás palabras / no espazo
compartido / inexistente / que agroma da cinsa / para vestir a verba
/ que nos pronuncia / dende o silencio / das nosas bocas”
Se
hace presente desde el arranque la ausencia del amigo reclamado desde
el afecto: “buscarme en ti, / no sonriso que deixa / a túa
ausencia”, de tal modo que “sigo buscando / o gozo que tiñamos /
dándonos todo”. Es una poesía íntima, un libro delicado, de
espacios sugerentes y sensibles donde esas características de la
lírica galaica se van haciendo envolventes -“sutil amante / no
outono que se pousa / omnipresente”- y es la voz de Suso la que,
desde esa hondura melancólica de quien conoce desde adentro la saudade, más
de una vez en algún haiku aguda e inquietante, despliega sus sensaciones -“para
volver, / sen sombras, a buscarnos / nos aloumiños”-, que en
internet rastreo que “aloumiños” es un término cargado de
ternura referido a caricia, mimo, gesto de afecto suave, que puede
abarcar tanto el contacto físico como algo más simbólico, una
palabra tierna o una mirada comprensiva, pero a su vez intraducible por la carga poética y emocional que esta palabra en su
medio natural contiene. Toda lengua va unida a una serie de valores,
segmentación y sensaciones difícilmente trasladables.
Cómo
abarcar en una nota que quiere dejar constancia de este libro y
lectura, sin pretensión alguna de reseña, todos los recovecos de
estos 120 haikus (cada página recoge uno de ellos, en minúsculas, a continuación de una cita de los versos de Ángel, de tal modo que el haiku
puede leerse desde la cita misma con la que completa su mensaje en
esta prolongación que lo innova, o también independiente, tras ella). Habrá lectores capaces de abarcar en una o dos horas cumplida
cuenta de un trabajo decantado como este a lo largo de más de un año,
pero normalmente la lectura poética para que sea productiva requiere
de un calado paulatino y relectura que al generar el reconocimiento
del texto va entrándonos como una lluvia fina, y así nos deja percibir
e incorporar los matices limpiamente medidos de una atención que en este caso procede del afecto sincero y desinteresado.
Suso
Díaz nos invita a releer el libro también en distintos órdenes, a
hacer elecciones y a crear nuevos haikus en un ejercicio posible de
recombinar distintos versos de los haikus existentes. Tras leerlo se percibe que no ha surgido el libro de una
ordenación cronológica de las citas desde La ciudad blanca a La semilla en la
nieve ni los haikus de Suso entran -salvo en algún caso- en una
exégesis o adentramiento en el mundo de Ángel, sino que se disponen
en una sucesión libre -igual que las semillas caen a tierra y
florecen en un orden espontáneo- en la que la sensibilidad y palabra
del autor admirado da pie a la expresión lírica del propio Suso. El
diálogo supone también eso, dos voces diferentes que se
intercambian sus propios mensajes. La serena visión y luz más
meridional de la poesía de Ángel da paso a esos otros escenarios tanto personales o abiertos donde cielos y mares o el agua y la noche
encierran en estos haikus en galego una emotividad más misteriosa y de contrastes.
La
literatura -y la poesía por tanto- nace del contacto del autor con
los elementos de la realidad que encuentra en su propia experiencia. Pero
experiencia es, ante todo y también, la propia lectura cuyo encuentro
es capaz de encender el fuego de la creación y la poesía en quien
desde esa sintonía y gozo íntimo la recibe. Por tanto, así hay que
leer este libro, como un despliegue originado por una fuente
interiorizada -la poesía y recuerdo de Ángel- que es manifestada en
el fervor y añoranza de algo distinto y propio. Y lo hace desde una
vibración que apela a esa alta capacidad cuando aparece en la
escritura: lo amoroso. Desde este regazo o manantío nos llega el
diálogo despojado de este libro. Qué pureza al leer: “por
aprender del aire // entregei a vida / a versarme en un simple /
anacoreta”.
Quien
se sienta atraído -y el acto de quedarnos cautivados siempre ha sido
algo individual y en recogimiento- ha de buscar este libro dirigido a
lectores concretos mucho más que a multitudes. Ha aparecido en su propio sello editorial Murabellos (www.murabellos.gal),
y va acompañado de unas hermosas palabras de Paula y Ángela Campos
Fernández (“se trata de una concepción poética nada ajena a la
obra de nuestro padre, donde la evocación, más o menos directa a
diversos poetas es una constante”) y de Luis Sáez Delgado (“la
relación entre cita y poema no se trata de una inspiración, sino de
la verdadera respiración de ambos autores”). Parafraseando a
Ángel, querido Suso, las palabras quisieron adquirir una forma para
entrar en las cosas. Y las cosas hablaron por nosotros desde su
elemental emoción con poderosa nostalgia.
(*) El haiku que encabeza esta entrada -por seguir tu propuesta- está hecho a partir de las citas de Ángel seleccionadas en tu libro. Adjunto otro, entrevisto de la misma manera:
Sobre la piedra,
un abismo insondable
que te redime.
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