domingo, 13 de marzo de 2011

Del presente

Casi cincuenta años,
un mero aprendizaje,
el cuarzo vuelto luz,
desorden quieto,
el tacto, el desencanto,
el paisaje que sabe
la mirada en silencio,
palabras con señales
que esperaban de siempre
-un niño toca el sol
que en vilanos deshace-
y el aire, siempre el aire,
y el suficiente olvido
que repare de noche
el peso de lo intacto
y así seguir de nuevo
otro día despierto.
  

5 comentarios:

Álvaro Valverde dijo...

Excelente, Carlos. Si es así, ¡vengan esos 50! Abrazos.

Carlos Medrano dijo...

Gracias, Álvaro, igual que la escritura de un poema tiene sus tanteos hacia lo conseguido (y tú conociste del borrador de este poema algún espejismo gracias a ti advertido a tiempo), el otro gran poema que es el de vivir habría de ser liviano, realizado, perfecto, es decir dirigido a mostrar esa capacidad de lo que somos y de manifestarnos sin que lo impida o se rompa tantas veces todo. Como si retener en nuestros propósitos primeros y últimos la mejor imagen de nosotros y del mundo fuera un agravio. Mi deseo es que nos queden los ojos limpios al final del tiempo y que no pese la espalda de todo lo infelizmente cargado -nuestro o de todos- y que con tanto afán, amoroso, perseguimos resolver a diario. Ese es el reto. Agradezco muchísimo esa complicidad de tu lectura de amigo. Y tu entendimiento. ¿50 años? Ojalá se pueda empezar ahí nuevamente de cero. Tras una necesaria cura, tras un sereno olvido. Y permitirnos de nuevo ese comienzo, con el empeño de lo puro y la experiencia de lo sabio.

Zoki dijo...

Bello porque es profundo.

Alfredo J Ramos dijo...

Y porque las perspectiva de los cincuenta (50), o casi, no es, si se me permite el guiño cómplice y a la pata la llana, "moco de pavo". Quizás fuera mejor "decirlo" en latín, ele (L), que además de exclamación animosa, remite a las expectativas de un conductor neófito; de alguien, en fin, que emprende un nuevo camino. Y así puede ser. Quien lo probó (hace ya, ay, más de una V) lo sabe. En fin, enhorabuena doble: por el poema, por los días de ojos despiertos.

Luis Arroyo dijo...

Profundo porque es bello (remato, en plan retruécano, lo que ha dicho Zoki). Somos presente, Carlos; somos, también, memoria. Es bueno tener perspectiva y poder mirar hacia atrás con los ojos limpios. ¡Que te cundan los cincuenta años! Luis Arroyo.