antes de respirar no cabe el sueño,
después, si late el mar, comienza el pulso
La belleza se arriesga en lo difícil.
La orquídea, el colibrí
cruzan también la muerte.
Lo que nace y se rompe
quiere saber. No huye.
Elige ser sin ser:
final y fuente, mientras
aquí, a un paso,
la mirada se abre
sobre el mínimo origen:
una gota de agua
en donde el sol recorre
la semilla del aire,
el reflejo del mundo
intacto e inabarcable
en lo que ves y eres.
cruzan también la muerte.
Lo que nace y se rompe
quiere saber. No huye.
Elige ser sin ser:
final y fuente, mientras
aquí, a un paso,
la mirada se abre
sobre el mínimo origen:
una gota de agua
en donde el sol recorre
la semilla del aire,
el reflejo del mundo
intacto e inabarcable
en lo que ves y eres.
5 comentarios:
Sigues en racha, amigo. Que no decaiga.
Carlos: dentro de la belleza del poema, los tres primeros versos, para enmarcar; el corpus del poema, espléndido, y el final, desde "una gota de agua...", redondo.
Vamos, que ni una pega.
Enhorabuena, amigo.
Y gracias por él.
Abrazo.
Si yo pudiera desde aquí, Álvaro, pasear por tus calles y así permitirnos el conveniente diálogo...
Y gracias por los libros y autores que en tu blog recomiendas y en la medida que puedo busco y leo. Todo un aprendizaje. Y una magnífica lección de un buen lector fiable, de los que garantizan el buen hacer literario.
Elías, es casi un hábito disfrutar de lo que últimamente te leo y saber de esa puerta de tu cordialidad abierta, sin reservas.
Se nota y llega desde la distancia el recuerdo y la nobleza de los amigos que nos piensan bien.
Exacto, Carlos. Uno lo lee y no acierta a decir otra cosa que: así es. Gracias por compartirlo.
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