Y el día que la memoria se disuelve
y la palabra escrita torna
a ser tachón o marca sin sentido,
y el aire es aire pero ya sin nombre,
y todo es un recuerdo insostenible
de lo que sabe a fin pero es olvido,
¡ay!, clara despedida de las cosas,
¡qué se eleva y qué dejas
en tu llama impalpable
antes de irte!
II
En mis ojos de arena
la luz ahora es líquida
y permanece al pie
de las horas selladas,
envueltas en la herida
y el silencio interior
de todo lo vivido.
Oculto en el desvelo,
las horas no detienen
el tacto derramado,
la renuncia, la espera.
Ni hay palabra que puede
devolver ahora nada.
*(El sábado pasado, en un corto viaje, que siempre es ir camino de algo, tal vez hacia uno mismo con lo nuevo y el espacio por techo, volvieron a asaltarme unos versos e ideas que anoté antes de perderlos. Poco después, comiendo a solas, busqué su mejor forma con el placer de escribir e hilar su reflexión que incluso en lo fallido nos devuelve una imagen que es un aprendizaje perseguido. Hoy, creo que esa imperfección que pende de algunos borradores ha apartado la niebla de una silueta capaz de hablar y darse por sí misma, a pesar del autor y por encima de él. Eso deberían ser los textos, criaturas libres que nacen para algo que va más allá de nosotros, que no nos pertenecen, como tampoco a nadie. Quien lo escribió se reconoce en su presente en ellos, pero cede ese cuerpo y su testigo a lo que quiera la fortuna y el tiempo. Leo en estos días Retrato de un hilo de F.J.Irazoki y me asombra la sintonía de estos dos poemas con lo frágil y vulnerable de lo recogido en su libro. Por él y sus mejores deseos ahora brindo, así como agradezco la lectura previa que tuvo a bien hacerme Efi Cubero.)
Ayer fue 11 de marzo. Algo me invita a ofrecer este poema a todas aquellas víctimas de aquel terrible y no resuelto atentado. Nada se escribe al margen de lo más humano.
1 comentario:
La calidad de estos poemas, querido Carlos, no necesita de lecturas previas ajenas. Una poética como la tuya se alzará siempre, hablando desde el fondo de ti mismo, con hondura y transparencia. Con la limpia convicción de su incuestionable verdad.
Un abrazo, Efi.
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