miércoles, 19 de abril de 2017

Tras la noche

La ceniza del aire,
si llega al mar,
lo agita.
 
Su daño hondo,
sin paz,
de nuevo
ahora
espuma rota,
azul, serena
y verde.
 
Así tiembla
en la piel
el día blanco,
limpio,
extenso,
hacia lo abierto,
en lo real,
en lo difícil.
 
Ese jirón que eres,
espejo y filo frágil
de amor libre.
 
Miro el sol
en las manos.
Nada urge.
 

1 comentario:

Myriam dijo...

¡Precioso!.

¡Delicado y precioso!,
en ese ritmo lento de la vida
y la belleza.

Besos