La ceniza del aire,
si llega al mar,
lo agita.
Su daño hondo,
sin paz,
de nuevo
ahora
espuma rota,
azul, serena
y verde.
Así tiembla
en la piel
el día blanco,
limpio,
extenso,
hacia lo abierto,
en lo real,
en lo difícil.
Ese jirón que eres,
espejo y filo frágil
de amor libre.
Miro el sol
en las manos.
Nada urge.
1 comentario:
¡Precioso!.
¡Delicado y precioso!,
en ese ritmo lento de la vida
y la belleza.
Besos
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